Cuento meditación para dormir niños que tienen miedo a la oscuridad

Después de escribir para mi chiquitina este cuento para quitarle el miedo a la oscuridad y de ser dicho libro un fracaso estrepitoso porque sabe que en él hay fantasmas y no quiere mirarlo ni de lejos, estuve investigando un poco más sobre eso del miedo a la oscuridad en niños.

Parece ser que este miedo aparece en torno a los 4 años y desaparece en torno a los 9, y es muy, pero muy común en niños.

Al tratarse de una cosa tan extendida me dio por pensar ¿a qué objetivo de la naturaleza responde este miedo?

Y la respuesta me llegó por sí sola: a los 4 años un “cachorro” de ser humano ya corre que se las pela, eso es un problema en términos evolutivos porque a esa edad las probabilidades de que sobreviva sin madre son casi nulas.

Una madre -o padre- de cachorro humano va a tener muy, pero muy complicado encontrar en medio de la oscuridad a un ser juguetón, que corre que se las pela, y que es aún poco consciente de los peligros del mundo.

SOLUCIÓN: le casca al cachorro un miedo flipante a la oscuridad para se guarde de arrimarse a ella y procure mantenerse en lugares iluminados donde es más difícil que a los progenitores se les escape del campo de visión.

Así que después de haber cavilado todo esto empecé a ver el miedo a la oscuridad de mi hija como una bendita ayuda que nos brinda la madre naturaleza en vez de como un castigo o un estigma.

Sí, mi hija tiene miedo a la oscuridad y me alegro mucho de que así sea porque forma parte de su kit de herramientas cerebrales de supervivencia.

Pero tampoco quiero que sufra cuando está en su habitación cuando va a dormir que es cuando más relajada ella puede estar. Y hoy en día, la especie humana tiene lo suficientemente sobreprotegidos a sus cachorros como para que no se le pierdan en un lugar oscuro – bueno, a lo mejor toda la especie no, pero yo concretamente sí-

Así que he creado este cuento en el que el niño que lo escucha es el protagonista para que se viva “aventuras” chulis también en sitios oscuros (imaginarios)

Y como este audiocuento si tiene un final feliz -como la mayoría de mis audiocuentos- lo incluyo en mi lista de reproducción “cuentos para dormir”