¿Quieres estimular la inteligencia de tu peque?

Yo fui de esas niñas cuyos padres trabajaban mucho: tenían una fábrica de monederos. Ahí, en dicha fábrica, perdí mi infancia enfrente de la tele -que miraba aburrida- cuando lo que yo quería era jugar en el parque con otros niños.

No te imaginas cuánto desee poder ir aunque fuera sólo un día al parque, aunque fuera sólo un día…y creo que ese deseo nunca se cumplió un día entre semana, al menos yo no lo recuerdo.

Así que allí empecé a escribir, desde bien pequeña, con mi libreta y mi lápiz. El entorno que me rodeaba era demasiado aburrido, algo había que hacer.

Por suerte, también contaba con mi hermana pequeña, que era el mejor regalo – y el mejor juguete – que pude haber recibido en mi infancia. Mi hermana tiene 4 años menos que yo, así que para cuando yo andaba empezando a aprender a leer y escribir en el cole mi hermana se convirtió en mi alumna: la enseñé a leer y a escribir a los 3 años.

Aquella experiencia fue maravillosa para mí: me sentí super orgullosa. Mi mayor logro fue que mi hermana escribiera su nombre con rotulador en letras gigantes, tamaño niño, en la tienda al público en que mis padres vendían una parte de sus monederos:

-Mamá- le dije a mi madre- tengo dos noticias una buena y una mala. La buena es que la Almu ya ha aprendido a escribir su nombre…La mala, es que lo ha hecho en la pared de la tienda.

Nos cayó una buena reprimenda, sobre todo a mí. Pero yo me sentía super orgullosa porque mi hermanita de tres años ya sabía escribir su nombre porque yo la había enseñado.

Ahora pienso que aquella ventaja, la de saber escribir y leer antes que nadie en su clase, confirió a mi hermana una seguridad en sus capacidades intelectuales que se quedó ahí, grabada y anclada para el resto de su vida. Hoy es una gran Doctora en Biología Marina, actualmente se dedica a la investigación.

Sabiendo esto ¿Cómo no iba yo a hacer lo mismo con mi hija?

Pues claro que lo estoy haciendo. Y mi chiquitina a sus 2 años y 9 meses ya se sabía todo el abecedario, sabía contar del 1 al 10, identificaba perfectamente los números (también del 1 al 10) y los colores en español y en inglés.

Buscando el equilibrio.

En mi etapa de madre me esfuerzo cada día por conseguirlo. Llevo a mi chiquitina al parque varias tardes a la semana, si tengo que trabajar le enchufo los dibujos (porque más dibujos que nos hemos tragado yo y mi hermana, no va a ver ella en su vida), inculco en ella el hábito de hacer “su tarea” trabajando todos los días un ratito la lectura, la escritura o los números. Y por las noches antes de dormir no se ven pantallas, tenemos nuestro ritual que es leer libros en la cama, con muchos besos y abrazos.

Hace muy poco tiempo he incorporado mis audiocuentos a nuestro ritual nocturno…yo no sé si será el micrófono con el que los grabo, pero es que me dan sueño hasta a mí, no llego ni al tercero de la lista de reproducción.

Me encantan los audiocuentos porque a través de ellos se estimulan las mismas áreas del cerebro que con la lectura, pero con la luz apagada.

Mi chiquitina es de esas a las que lo de ir a dormir le da como alergia, la pediatra me dijo que no me preocupara, que es que hay “niños buho” que sencillamente necesitan menos horas de sueño. Pero no, mi hija no es que necesite menos horas de sueño, las necesita para no transformarse en la niña del exorcista; lo que pasa es que es no quiere, no quiere perderse nada, no quiere parar.

Por eso tenemos que tener un ritual para ir a dormir, para que la bendición baje revoluciones porque si no, no hay dios que la duerma. Ha habido noches que he oído a su padre estar leyendo cuentos aún a la una de la mañana….así que imagínate.

Nos costó unos días que mi peque se acostumbrara a eso de “escuchar” cuentos con la luz apagada, pero ahora, madre mía qué maravilla, es el somnifero más potente que jamás he conocido, me los pide todas las noches sin excepción y cuando por la noche se desvela me los pide y se queda durmiendo super rápido. Y si estoy muy cansada, nos saltamos la lectura del cuento y directamente vamos a los audiocuentos y a dormir.

Ojalá los hubiera inventado antes. Aunque bien pensado, quizás antes no habrían funcionado porque para que den resultado es necesario que el niño sea capaz de seguir una historia.

Escribo esto cuando mi chiquitina tiene 3 años…

Ahora que ya te he contado un poco -bastante- de qué va mi historia y por qué hago lo que hago, mira:

Yo soy de las que creen 2 cosas:

  1. La inteligencia es la herramienta más poderosa de que dispone el ser humano
  2. El cerebro es como un músculo: cuanto más lo trabajas, más lo desarrollas

A la segunda no hay que darle muchas vueltas…está demostrada científicamente.

Y así, buscando el equilibrio, yo tengo clarísimo que voy a estimular la inteligencia de mi peque a través de los libros y los cuentos y los audiocuentos, igual que tengo claro que mi hija verá dibujos y que irá al parque

Tú ¿quieres estimular la inteligencia de tu peque?

Si tu respuesta es sí, te doy la bienvenida a mi lista guay

Esta lista tiene 2 privilegios:

  1. Acceso gratis a la cueva del tesoro: con material para estimular la cooperación de los hemisferios izquierdo y derecho de los peques, mejorar su enfoque y capacidad de atención, mejorar su memoria, aprender y mantenerlos entretenidos lejos de la pantalla (un rato)
  2. Información privilegiada: recibirás un email de vez en cuando con información privilegiada, o valiosísima información científica y/o educativa que puede cambiar -para bien- el curso de la vida de tu peque.

La plataforma a través de la que he creado este formulario te va a enviar un email de confirmación, para que confirmes que es tu correo. Este email está en inglés, no puedo modificarlo 🙁

Una vez confirmado tu correo recibirás otro con la clave que abre la cueva del tesoro y el enlace para llegar a ella. También puedes tocar o pinchar este cofre…y llegas.