Desde los primeros meses de vida jugar a imitar animales ayuda al bebé a discriminar sonidos. Más adelante en su desarrollo cognitivo los ayudará a articular los sonidos del idioma.
Libro para bebés de 0 meses
Desde los primeros meses de vida, jugar con el libro “aprendo los animalitos y sus sonidos” ayuda al bebé a discriminar sonidos.
En torno a los 4 meses, cuando el bebé ya mantiene su cabecita y cuerpos más o menos erguidos, se le puede dejar manipular el libro a la vez que se juega con él
Libro para niños de 1 año
Cuando el bebé ya ha crecido y comienza a emitir sus primeras palabras jugar con el libro le ayudará vocalizar los distintos sonidos del idioma.
Libro para niños de 2 años
En el desarrollo cognitivo de los niños, el siguiente paso a formar sonidos es aprender los nombres de las cosas.
Este libro les enseña los nombres de algunos de los animales.
El niño comienza antes de los 3 años de edad a imitar los movimientos y actitudes de los adultos y ¡¡¡ de los animales!!! uno de los juegos que más y más tiempo les entretiene es jugar a imitar a los distintos animales, lo que desarrolla su psicomotricidad gruesa.
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Mi experiencia con este libro
He trabajado muchos años con niños de entre 3 y 12 años, y de esa experiencia aprendí muchas cosas, entre ellas, que imitar animales: sus sonidos, sus gestos y sus movimientos es uno de los juegos favoritos de cualquier niño, siempre están bien dispuestos para hacerlo.
Cuando nació mi chiquitina quise aplicar esta técnica con ella así que jugaba a imitarle animales en el cambio de pañal (que es la actividad que más odia ella en el mundo), porque a través de este juego notaba que ella se distraía. Más allá de que le ayude a discriminar sonidos, y que favorezca su desarrollo lingüístico, Imagino que escuchar el sonido de un pollo, un gallo o un caballo debe ser tan estimulante porque es muy diferente al idioma de los adultos, y poco frecuente. Y si hay algo que le guste a los bebés son los estímulos, y conocer cosas nuevas.
Como aquella técnica de imitar animales me funcionaba, la extrapolé a inventarme cualquier tipo de sonido extraño para distraerla cuando quiero que haga cosas que no le gustan como cortarle las uñas, limpiar sus orejas con bastoncillo o incluso subir o bajar escaleras (esto último ya he conseguido que lo haga sola, pero en cierta época de su vida sólo quería subirlas o bajarlas cómodamente en brazos de mamá, o papá).
Ahora hace ya muchos meses que hemos jugado con el libro del pollito y a mi chiquitina le sigue gustando como el primer día, se lo sabe entero: los nombres de los animales en español, y en inglés, y sus sonidos. Lo bonito del cuento es que ahora, a sus 2 años y medio, es ella la que nos lo cuenta a nosotros, cuando estamos muy cansados en la noche y ya le hemos leído unos cuantos libros, le decimos que nos lea el cuento del pollito y, para ser sinceros, alguna página se salta porque sus deditos hay veces que pasan las páginas de dos en dos, pero ¡guau…que tu hija te lea a ti el cuanto cuando aún está aprendiendo a hablar es preciosísimo!. Es una sensación maravillosa.